Uno de los rincones más emblemáticos de Venecia es el Puente de los Suspiros, el cual encontramos en un pequeño canal de la fachada posterior del Palacio Ducal de la Plaza de San Marcos.
El Puente de los Suspiros fué construido en 1614 para unir el edificio del Palacio Ducal con el edificio de los nuevos calabozos. Su nombre viene precisamente de los supuestos suspiros que hacían los reos que eran condenados y trasladados a la contigua prisión, al ver desde el puente la última imagen de la laguna de Venecia y de la Iglesia de San Giorgio Maggiore.
Para ver externamente el Puente de los Suspiros de Venecia, desde la Plaza de San Marcos hemos de dirigirnos a la fachada del Palacio Ducal que da a la laguna, por misma por la que se accede a la visita a su interior.
Enfrente del Palacio Ducal encontramos el Ponte della Paglia, una construcción originaria del año 1360, si bien su estructura actual es de mediados del siglo XIX. En este puente nos agolpamos todos los turistas para poder ver el Puente de los Suspiros cruzando por encima del estrecho canal que unen los edificios del palacio y los calabozos.
Pero también tenemos la posibilidad de cruzar por el interior del Puente de los Suspiros. En nuestra visita al Palacio Ducal, una vez hemos recorrido los grandes salones oficiales, iniciaremos el denominado “itinerario secreto” que nos permitirá seguir el recorrido que hacían los reos.
Podremos visitar la Sala de la Inquisición, la Cámara de la Tortura, y cruzar el Puente de los Suspiros, un pasadizo realmente oscuro, casi tétrico, con dos pasillos separados, desde donde llegaremos hasta el edificio de la Prisión.
Construido a principios del siglo XVII, en esta visita podremos imaginar la difícil vida de los reos condenados a penar sus culpas en estos lúgubres calabozos.